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jueves, 27 de julio de 2017

El cáncer de mama no debe ser motivo para que se interrumpa el embarazo

FUENTE: www.jano.es

Un estudio del Vall d'Hebron concluye que el tratamiento ha de ser lo más parecido posible al que se administra a una paciente no embarazada.

La decisión de abortar cuando se diagnostica un cáncer de mama durante el embarazo no mejora el pronóstico de las pacientes. Ésta es una de las conclusiones principales a las que ha llegado la tesis doctoral de la Dra. Cristina Saura, investigadora principal del Grupo de Cáncer de Mama y Melanoma del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), jefa de la Unidad de Mama del Servicio de Oncología del Hospital Universitario Vall d’Hebron. El trabajo ha sido dirigido por el Dr. Javier Cortés, investigador asociado traslacional del VHIO y jefe de sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal.

Durante años, más de cincuenta mujeres a quienes se había diagnosticado cáncer de mama durante el embarazo han sido tratadas en el Hospital Universitario Vall d’Hebron por un equipo multidisciplinar integrado por los servicios de Oncología, Obstetrícia y Ginecología y Unidad de Patología Mamaria. Ahora, este estudio demuestra que esta clase de pacientes pueden realizar un tratamiento adecuado para su cáncer de mama durante el embarazo sin necesidad de interrumpirlo, con un seguimiento adecuado por parte de un equipo experimentado, y esto no supone riesgo alguno para el neonato ni empeora el pronóstico de la madre.

Consejos para el tratamiento

En su trabajo, la Dra. Saura destaca la importancia de que el centro en el que se lleve a cabo el tratamiento de las pacientes diagnosticadas con cáncer de mama durante el embarazo tenga la opción de llevar a cabo un manejo multidisciplinar de la enfermedad. De esta forma se podrán evitar complicaciones y se lograrán los mejores resultados, tanto oncológicos para la madre como pediátricos para el neonato. Asimismo, concluye que el cáncer de mama durante el embarazo tiene unas características de agresividad congruentes con una población de mujeres a quienes se les ha diagnosticado en edad joven, y se comporta de la misma manera.

El tratamiento de estos casos, señala esta experta, debe ser lo más parecido posible al de una paciente no embarazada. “Esto incluye la cirugía, cuando fuese precisa, en cualquier momento del embarazo, así como la quimioterapia con antraciclinas y/o taxanos, a partir del segundo trimestre”, explica la Dra. Saura, investigadora principal del Grupo de Cáncer de Mama y Melanoma del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y autora de este trabajo. “Lo que sí se debe desaconsejar es el uso de radioterapia o fármacos biológicos, y aquellos de los que no se disponga de información en cuanto a posibles interacciones durante el embarazo”, afirma la Dra. Saura.